Sexo, chupetines y rock and roll

Hace un tiempo en una tarde soleada caminaba con unas amigas por la ciudad y una dijo, como quien invita un café: Chiquis, me acompañan al sex shop de la otra cuadra? Dale, contestamos al unisono, sin darnos cuenta que la entrada de ese lugar no estaba en ninguna galería maloliente y escondida, sino en plena calle céntrica. Grande fue mi sorpresa cuando en el lugar vi a 3 lindas rubias de veintipico, bien vestidas, muy tipo que naá, charlando animadamente con el señor al otro lado del mostrador, que con total naturalidad les explicaba como eso aparatito rosado y con brillitos se activaba con una botoncito, comenzaban a girar sus bolitas plateadas y quedaba listo para ser utilizado en, bueno, en el lugar correspondiente. El les decia: “este se puso de moda cuando en Sex & the city una de las chicas no salia de su apartamento porque lo usaba las 24 hs.” Por Dior, un vibrador se pone de moda porque lo usan en la tele y te encontras con semejantes chetas dispuestas a gastar dinero por el? -Chicas, no saben lo que me compre! Un consolador rosa y plateado, tipo que me combina con el camisoncito fucsia! Too much. Una preguntó: Ay, y esta fusta de cuero negra? A lo que el señor muy seriamente respondió: “Ah si, buena elección, muy interesante si la usas estando atada y con el antifaz puesto”. Una le susurraba a otra: "espero que te den una bolsa discreta, a ver si todavía compro y tengo que volver al laburo con una bolsa que dice en rojo Sex Shop?
Otra señalo una caja que estaba en el ultimo estante, cuya foto era una mujer muy tetona y el señor dijo: “ah, eso no se, no sirve para nada, pero como tuvo éxitos de venta en sprayette lo trajimos”.
Cada chica que entraba, todas increíblemente normales, tocaban, agarraban, probaban, preguntaban y compraban. Y cuando ya se iban el buen señor tomaba de una caramelera unos coloridos chupetines con forma fálica y se los regalaba.

Cuando salí de ahí me pregunté que diferencia había entre este lugar y la mercería de "la Bety" a la que solía ir de niña, donde las mujeres preguntaban, tocaban, comparaban, ponian cara de entendidas y cuando te ibas te regalaban un chocolatito con forma de botón.