domingo, 5 de julio de 2009


Ir a depilarse es una tortura. Todos los lugares son iguales. Para empezar llegas y aparece una señora que jamás esboza una sonrisa y te recibe así:
- Tenés turno?
- No.
- mmm no se, vas a tener que esperar…
Sala de espera, varias mujeres, de todo las edades y tipo leyendo revistas viejas que encontras amontonadas por ahí. Nunca una Caras, una Gente. Lo más parecido que encontrás en una Semanario de abril de 2008. Pero sobran las: Estilo Country, Mascotas Felices y Vida Sana.
-Box 5. Ladra la señora seria.
Entrás al box, te sacas la ropa y te acostás en la camilla. Hace frío y huele a talco y alcohol. Y aparece ella. Cara de pocos amigos, grandota, te mira y siente el poder que ejerce sobre vos. Parece que gozara esa ½ hora en la que te va a torturar. Ejecutiva de una multinacional, abogada ambientalista, maestra de grado, ama de casa, en esos 40 minutos, somos todas iguales; estamos en bolas y nos tiran cera caliente. Si no sos clienta regular no sabes de que hablar. Muchas se quedan calladas hasta que le toca el turno a las partes “complicadas” _ Bue, acá ya terminé, ahora date la vuelta. Ay, esto es muy embarazoso, en comparación, ir al ginecólogo es jugar con una Barbie. Entonces comenzás a transpirar, y a decir cualquier cosa: - El día esta espantoso para el bautismo que tengo que ir; ahora tengo el cumple de 2 de mi sobrino; me invitaron el finde a una casa con pileta (si claro, estamos en mayo y hace 10°) cualquier cosa que te haga parecer inocente para que no sospeche que en realidad te estas haciendo la “tira” porque esa noche pensás tener sexo desenfrenado y sabes que tu chico se vuelve loco con el “Telly Sabalas”. (vieron la película The Break-up, donde la jefa de Jennifer Aniston le recomienda a su depiladora para reconquistar a su ex?).
Conozco muchas mujeres que se autoflajelan en sus hogares. Tengo dos recuerdos traumáticos al respecto: el primero, cuando era una púber en la cocina de mi amiga Virginia, ella tan chiquita depilándose sola, tanto insistió que le entregué mi pierna, puso solo un poquito de cera y cuando pego el tirón casi morí del dolor. El segundo recuerdo es en la casa de una amiga de mi mamá, puso cera en mis incipientes bigotes y me dio tanto miedo que empecé a correr por el living y la hijita de 8 años me corrió, me alcanzó y pegó el tirón.
Son resignaciones de la vida? antes te bancabas los rulos, ahora existe el alisado, te bancabas la cera caliente, ahora existe la depilación definitiva, te rellenabas el corpiño con hombreras, ahora existen las siliconas. La belleza cuesta, dolor y dinero. Será cuestión de sacar un prendario y dejar tu nuevas tetas, lacio perfecto y cavado "Kojak" en garantía.

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